La electricidad llenaba el aire cuando la madre sexy apareció en la sala mientras su hijo veía la televisión.
Un coqueteo inocente pronto se convirtió en una propuesta indecente.
Los rumores de su apetito eran ciertos, y ahora él lo comprobaría.
El cuerpo de la madre respondía a cada toque.
La sensación crecía con cada roce.
Ella se entregó sin reservas a sus anhelos.
El amigo la tomó con fuerza y pasión.
La señora se arqueaba buscando más.
La mujer gimió en éxtasis.
Luego, satisfecha, ella lo contempló.
La lujuria no tenía límites.
Él entendía que volvería.
El tabú se había roto.